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LOS JINETES


Juan Paredes, del Club de Jineteadas "Rigor y Coraje" de Puerto Natales


LOS JINETES

Las jineteadas son lejos, el deporte típico más criollo y más patagónico que se puede encontrar en Magallanes. No deben ser confundidas con las domas o “domaduras” como se les dice más Norte ya que el objetivo de las jineteadas es mostrar a un hombre y a un caballo en una lucha, que constituye un espectáculo público, en el que el jinete trata de mantenerse sobre el animal arisco, durante un periodo de tiempo determinado. El caballo debe derribar al hombre en ese tiempo y si no lo consigue el hombre gana el duelo. No hay por lo tanto una intención de domar o amansar al animal por parte de los jinetes, sino todo lo contrario. La intención es que el animal se muestre lo mas bravo posible y que se mantenga así ya que precisamente es ese el negocio de las jineteadas. Los caballos que se usan para los festivales de jineteadas, son llamados “reservados” y son seleccionados precisamente por su habilidad para corcovear. Generalmente los tropilleros que son los dueños de las tropillas de reservados, potencian a sus animales, entrenándolos con muñecos y peones suicidas para acostumbrarlos a voltear cualquier cosa que se les suba al lomo, ya que la reputación de una tropilla es directamente proporcional a la reputación de su dueño, aquel pretende que sus animales lo dejen bien parado en los festivales. Ningún tropillero gana fama llevando a las jineteadas una tropilla de matungos que no prestan juego. Si bien es cierto los “reservados” son caballos entrenados para “bajar”o aporrear jinetes, no podría decirse que son animales completamente ariscos ya que generalmente su comportamiento suele ser bastante dócil durante los preparativos previos a una monta. La mayoría de los reservados permiten que se les acerquen, que los lleven hasta el palenque, que los ensillen, que les pongan un pañuelo en los ojos y que se les suba el jinete sin presentar demasiados inconvenientes. Luego suena la campana de salida y el que hasta momentos antes solo parecía un dócil caballo de paseo, al salir, se convierte en un remolino que se retuerce y se hace un nudo, bufando con los ojos desorbitados, metiendo la cabeza entre las manos y dibujando en el aire de formas irrepetibles toda la magnitud de su bravura. Si el jinete es malo irá a dar por tierra al segundo salto y no habrá más comentarios. Si es bueno en cambio, podrá aprovechar toda la potencia del caballo para demostrar su habilidad de montador y engrandecerá su estampa mientras le proporciona al reservado un verdadera paliza con la gruesa lonja del rebenque patagón y le afirma en los hijares las oscuras espuelas de hierro, que plañideras, le harán honor al nombre de “lloronas”con el que las bautizaron los antiguos gauchos argentinos. Esto le permitirá conseguir un buen puntaje y consagrarse como jinete. Por el contrario si le toca montar un caballo malo, es decir, un ejemplar que no corcovea nada o casi nada, que se queda parado, que sale al galope, que no se mueve, etc,etc, el jinete obtendrá un bajo puntaje ya que el “chuzo” que le tocó en suerte no le permitió lucir sus habilidades y hacer un buen espectáculo.
Las jineteadas en Magallanes nacieron del trabajo de los domadores que amansan los caballos para que sean útiles en las faenas de campo. Antes eran proezas basadas en el coraje y la maña y carecían de reglamentación adecuada y de un tiempo determinado de monta. El jinete permanecía sobre el caballo hasta que se cansaba y cuando el animal ya no podía corcovear más, se daba por vencedor al jinete el cual no siempre tenía la prudencia para bajarse cuando era debido y por lo general se desquitaba con él propinándole muchos rebencazos y rayones en los hijares con las espuelas, que en un animal vencido y entregado estaban absolutamente demás. Por otra parte si el ganador era el caballo y volteaba al jinete era lícito que otro jinete montara al animal sobre la marcha, para vengar al malogrado montador anterior y así podía dominarse al animal por cansancio. A nadie le importaba si el jinete golpeaba al animal en la cabeza con el rebenque y un poco de trampa disimulada era permitida también al afirmarse el montador en las riendas o agarrarse de la montura o de las crines para no caer. La mayor parte de los jinetes consideraban vergonzosa la maña de “charquear”como se le dice en el campo a esta acción de sujetarse del caballo a cualquier costo, pero había otros que habían hecho un arte de estas técnicas ilícitas, incluso ganando fama.
En los últimos años las jineteadas fueron reglamentándose de manera adecuada imponiendo tiempos determinados y dividiendo las montas en categorías. Ya no es permitido por ejemplo golpear al animal en la cabeza y cualquier forma de “charquear” está penada por un descuento en el puntaje determinado por el jurado del evento. El reglamento se aplica desde el momento en que el hombre se dispone a montar al animal y rige durante todo el tiempo que dure la monta. Las categorías de monta son tres: basto y encimera, grupa surera (o gurupa como se le dice en Argentina donde se inventó) y crina limpia.
La categoría bastos con encimera es la que incluye la jineteada con montura de bastos, pero sin el cojinillo. La montura de bastos es el tipo de montura que podría denominarse netamente patagónica y está constituida por dos piezas de cuero como cojinetes alargados y remotamente cilíndricos, rellenos de totora y unidos por correas. El resto corresponde a la “carona”, que es una pieza de cuero que va bajo los bastos y cubre los mandiles. Mas abajo el pelero pegado al cuerpo del animal y sujetando todo el conjunto la cincha con barriguera y encimera y arriba de todo, el cojinillo que es un cuero enlanado de oveja en el que se sienta el que cabalga. Este tipo de montura a diferencia de las cangallas y malvineras que también se usan en Magallanes y de las monturas de los huasos que se usan más al norte, no tiene partes duras como armazones de fierro o madera, siendo ideales para las tareas de trabajo con animales ariscos que se pueden alzar de manos y desplomar encima del jinete que los monta, lo que en el campo se llama “boleada”. En las jineteadas con basto y encimera se suprime el cojinillo, quedando el jinete montado sobre la encimera, que es una pieza ancha de cuero que sujeta los bastos. Allí sobre esa superficie de cuero resbaladizo debe mantenerse mientras el caballo corcovea, agitando el rebenque con una mano y sujetando las riendas en alto con la otra, mientras espolea y guarda el equilibrio durante unos 15 segundos que es el tiempo que dura este tipo de monta.
La categoría grupa surera consiste en montar una reservado que se encuentra aperado con las riendas y encima del lomo tiene una especie de pellón acolchonado que sirve al jinete para afianzar los muslos. En resumen el jinete queda montado encima del lomo desnudo del caballo, pero cuenta con la grupa para impedir que sus piernas resbalen hacia adelante. Allí el jinete también debe “rebenquear” y “espolear” durante 12 segundos, si quiere puntuar.
La categoría crina limpia o clina limpia, consiste en montar un caballo sin montura y sin riendas. Este tipo de monta se parece bastante a las montas practicadas en la zona huasa de Chile y que son llamadas “domaduras de potrones”.La diferencia está en que mientras los huasos afianzan una correa ancha al caballo que lo rodea al nivel de las costillas y que se llama “cinchón”, los gauchos patagones usan un trozo de cuero fino o tiento que se pone a nivel del cuello de los caballos. Debido a las características y ubicación del cinchón, los jinetes huasos pasan la mano por debajo del cinchón con la palma vuelta hacia arriba, lo que hace que el cuerpo del jinete permanezca más derecho mientras se afianzan con ambas manos, que quedan prácticamente metidas entre sus piernas. En cambio los jinetes patagones se afianzan del tiento que queda ubicado bastante mas adelante que el cinchón de los huasos en el cuerpo del animal, lo que hace que queden inclinados sobre la tuza o pelo duro que tienen los caballos en el cuello y que justamente se denomina crin o “clina”. Allí aferran un manojo de crin junto con el tiento y se preparan a aguantar por un periodo de ocho segundos, que en un reservado bravo, son como tres meses. Debido a la inclinación natural de este tipo de monta la mayoría de los montadores que cae del caballo, lo hace hacia adelante.
El atuendo reglamentario de los jinetes es camisa con corralera a veces que es una especie de chaleco de cuero, pantalones bombachos, boina o sombrero, pañuelo al cuello, cinto o “rastra” que es un tipo de cinturón ancho adornado con monedas y “botas de potro”. Las botas de potro son botas hechas como a propósito para este tipo de actividad, hechas con cuero de caballo, no tienen taco ni suela, muy livianas permiten mantener el pie en un mayor nivel de contacto con los estribos y el cuerpo del caballo “bagual”o arisco. No se permite a los jinetes montar con cuchillos a la cintura o elementos ajenos a la vestimenta que no sean las espuelas o el rebenque. Esto por un asunto de seguridad obvia, para el jinete, el caballo y el público.

Gaucho René Fortes, con tenida típica de jinete (excepto los lentes). Fotografía de Iván Alcaíno Mora


Personajes notables dentro del campo de jineteadas, los apadrinadores, son un par de gauchos que en buenos caballos y con férreos brazos están prontos a rescatar al jinete desde el caballo embravecido cuando termina el tiempo de cada monta. Lo aferran baqueanamente de pasada y se lo llevan sobre la seguridad de sus propios caballos.
En los festivales de jineteadas suelen hacerse montas especiales como las de “cuatro espuelas”, o sea dos jinetes sobre un caballo y “montas de petisos”, que son jineteadas realizadas por niños, generalmente hijos de jinetes experimentados que se inician a temprana edad en el deporte criollo, montando ponys salvajes.
Los festivales de jineteadas en Magallanes son espectáculos que reúnen gran cantidad de público y son instancias de reunión de gauchos provenientes de distintos lugares de la Región y de otros países. Todos los años los gauchos chilenos están presentes en el Festival de Doma y Folklore de Jesús María, en la Provincia de Córdoba, Argentina compitiendo con los gauchos locales y con representantes de Brasil y Uruguay, sacando la cara por la Patagonia chilena, con orgullo y habilidad. Lo mejor de todo es que son muchos los jóvenes interesados en mantener vivas las tradiciones patagónicas, eso refuerza la identidad y el orgullo de ser magallánico.

Texto: I. Rojel F.


Jorge Poduje en San Gregorio




David Velazquez, Tierra del Fuego




Mario Gonzalez




Pato Sierpe en Villa Tehuelches





Richard Zunini, Punta Arenas



Nano Vasquez, boleada en Porvenir


Fotografías tomadas de Fotolog: Rigor y Coraje, Rebenqueando y Espoleando. Con su permiso paisanos.

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